En septiembre, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) implementó nuevas medidas que derogan las regulaciones sobre las emisiones de gas metano que se habían establecido para mitigar las fugas y otras fuentes de metano en los yacimientos de gas y petróleo. De estos cambios se desprende que los productores ya no están obligados a detectar fugas de metano en sus sistemas, ni tampoco están obligados a realizar procedimientos en busca de fugas.
Las nuevas reglamentaciones, que entraron en vigor el 14 de septiembre de 2020, se aplican a los pozos perforados después de 2016. También eliminan las tuberías más grandes, los sitios de almacenamiento y otras partes del sistema de transmisión de la supervisión de la EPA para el smog y las emisiones de gases de efecto invernadero. Los cambios hacen que la industria tenga menos cosas que reportar y, para algunas instalaciones, cambian la frecuencia con la que una planta debe realizar pruebas en busca de fugas de otros contaminantes.
Según EPA, las nuevas reglas “están diseñadas para hacer más simple y menos engorroso el cumplimiento de los Estándares de Desempeño de Nuevas Fuentes (NSPS) para la industria de petróleo y gas natural”.
Para refrescar la memoria, el NSPS fue adoptado en 2016 bajo la presidencia de Barak Obama en medio de las preocupaciones sobre el impacto de las fugas de gas metano en el cambio climático. Con la perforación y producción en Estados Unidos alcanzando récords históricos, la EPA implementó nuevas reglamentaciones que requerían que las empresas instalen tecnologías para el monitoreo y limiten las emisiones inadvertidas de metano durante el proceso de producción y transmisión de gas natural, y requirieron nuevas prácticas para la reducción de emisiones, como inspecciones periódicas para detectar fugas.
Bajo los nuevos cambios, todavía se requiere monitoreo de fugas, pero no directamente para el metano. Si bien la reglamentación para el metano ya no está vigente, los requisitos de control de pozos para compuestos orgánicos volátiles (COV) permanecen.
Si bien los cambios en las reglas fueron celebrados por algunos pequeños y medianos productores de gas y petróleo, que argumentaron que los costos para implementar los requisitos de 2016 resultaban en que la perforación en algunos lugares no sea rentable, los productores más grandes reaccionaron de forma menos jovial. Las grandes empresas internacionales como ExxonMobil, Royal Dutch Shell y BP preferían mantener las reglamentaciones.
En un comentario público de 2019 sobre un borrador de la medida, Joe Ellis, uno de los vicepresidentes de BP, instó a la EPA “a seguir regulando las emisiones de metano de nuevas fuentes y adoptar una medida para las fuentes existentes. La regulación para el metano por parte de EPA en toda la cadena de valor es lo correcto para el medio ambiente, aportará consistencia a las regulaciones de Estados Unidos y se puede lograr de manera rentable con nueva tecnología”.
Exxon instó a la EPA en 2018 a mantener los elementos centrales de la política de la administración Obama. Gretchen Watkins, la presidenta de Shell para Estados Unidos, quien ha instado a la administración Trump a regular las emisiones de metano, dijo, “los impactos negativos del metano han sido ampliamente reconocidos durante años, por lo que es frustrante y decepcionante ver que la administración va en una dirección diferente”.
Los principales productores ven la falta de regulación climática como una socavación a sus esfuerzos por posicionar al gas natural como el combustible fósil más limpio, con un impacto potencial a los esfuerzos para producir y vender gas natural en todo el mundo. Estas empresas han jurado continuar sus esfuerzos para frenar las emisiones, independientemente de las regulaciones más relajadas.
En última instancia, teniendo en cuenta el momento en que sucede esta reversión se considera parte de la desenfrenada carrera de la administración Trump para hacer retroceder las regulaciones ambientales antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de noviembre. El hecho de que la ceremonia de firma tuvo lugar en Pensilvania, Estados Unidos, un importante estado decisivo en las elecciones, hace que la decisión parezca menos enfocada en lo que es mejor para la industria y más sobre lo que es mejor para la reelección de Trump.
Como industria, somos más inteligentes que eso. Los políticos van y vienen, pero el planeta que habitamos no, y el tribunal de la opinión pública está siempre en sesión. A pesar de la fuerte voz de protesta, la industria de gas natural es una buena administradora del planeta Tierra y sigue siendo la fuente de combustible confiable más limpia que tenemos. Los operadores de equipos gastan millones de dólares por año buscando y eliminando fugas. Se presentan constantemente nuevos productos y tecnologías que son desarrollados específicamente para mejorar la eficacia y el rendimiento de los equipos.
Hemos logrado avances considerables para mejorar la percepción pública. Cambiar las reglas socava la implementación continua de productos y prácticas que reducen los niveles de emisiones. Esta movida está dando un paso hacia atrás y se convertirá en otro punto a favor de los que se manifiestan en contra de los combustibles fósiles.